Estimado lector: el Gran Hermano abre su ojo. Y lo acompaña a que ingrese en la trama de su omnipresente y cruel mecanismo, mientras Winston Smith, el desdichado protagonista, se desliza rápidamente hacia su perdición.
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, Orwell comienza a pensar e imaginar en clave de ficción los mecanismos que estructuran el universo totalitario: las técnicas de vigilancia y control que imperan en las sociedades modernas. Empieza a darle forma y contenido a lo que luego se denominaría como “orwelliano”: un mundo pesadillesco donde el Gran Hermano todo lo vigila, domina y destruye.
Una fábula. Una sátira. Un cuento de hadas (según su propio autor). Rebelión en la granja es todo esto y, además, es una obra maestra de la literatura política. Escrita en clave elusiva y con una ironía tan delicada como explosiva, esta novela narra metafóricamente uno de los procesos más complejos y determinantes del siglo XX: la Revolución Rusa y su arduo y por momentos contradictorio devenir.
Publicado por primera vez en 1945, el libro tiene, por otra parte, una claridad prístina para comprender su contemporaneidad y, pese a no ser la obra más recordada de Orwell, la mirada sobre el derrotero de la Unión Soviética es, si se quiere, mucho más acertada que la que expresa en la célebre 1984.